
En el siguiente enlace puede leerse y descargarse la versión completa de «Fuegos fatuos» y diez poemas más. Todos forman parte de El cielo y la nada:
En el número 21 (invierno 2021) de la revista Estación Poesía colaboro con un poema inédito: «Cosmos».
La revista está dirigida por el poeta Antonio Rivero Taravillo y editada por el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS).
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En algún momento durante mi infancia,
antes de que la patria se resquebrajara,
recibí un fascinante globo terráqueo:
Rusia era una vasta silueta llamada URSS
y Rhodesia tanto Zambia como Zimbabue.
Una peana lo sostenía inclinado sobre el vacío
y podía hacerlo girar en dirección opuesta,
alterando la rotación y el orden de las mareas.
Al anochecer, una bombilla irradiaba en su interior
e iluminaba los fondos marinos como barreras de coral.
Un día, la esfera se desprendió de su base,
todo cuerpo celeste obedece a las leyes de fricción,
y orbitó por la habitación descascarillando las fronteras.
Tras el manto cristalizó bruscamente el magma
y las flotas naufragaron bajo aguas oscuras.
Ayer lo encontré de nuevo olvidado en el desván,
su tacto era polvoriento y frío como el canto junto al arroyo
pero comprendí que era inútil y me deshice de él:
el mundo que dibujaba y aquel que evocaba ya no existían.
(Cosmos)
Mañana, martes 9 a las 19.30 h, presentaremos on-line la colección de plaquettes Lecturas silenciosas junto al resto de autores y promotores: Hasier Larretxea, Valerio Magrelli, Lola Nieto, Chus Pato, Tina Suárez Rojas, Rafael-José Díaz, Sandra Santana y servidor de ustedes. Leeremos algunos poemas y celebraremos el éxito de la iniciativa que está a punto de agotar la edición y que, tratándose de poesía, es prácticamente un oxímoron. Será un placer que nos acompañéis. Las inscripciones para conseguir el link de acceso han de hacerse en el siguiente correo: secciondeliteraturaateneo@gmail.com
Al fin tengo esta pequeña joya en mis manos, una bellísima antología de plaquettes poéticas en la que he tenido la suerte de participar, junto a Hasier Larretxea Valerio Magrelli, Lola Nieto, Chus Pato y Tina Suárez Rojas. La pandemia no quiso que celebráramos el encuentro previsto en el Ateneo de La Laguna, pero Rafael-José Díaz y Sandra Santana tuvieron la genial idea de juntarnos en esta caja de lecturas silenciosas.
La edición es hermosa y, en mi caso, bajo el título de No lugar, recoge versos de mis dos libros de poesía, Los adolescentes furtivos y El cielo y la nada y algún inédito, pero lo que más me gusta de formar parte de esta polifonía poética es que presta atención a las voces y lenguas periféricas.
A finales del año pasado se presentó el décimo y último libro de los Quadern de Versàlia, esta vez dedicado al poeta Eugène Guillevic. El volumen es también un homenaje a Marcel Ayats, poeta y confundador de Papers de Versàlia, editores de la colección, que falleció cuando el libro entraba a imprenta.
En el libro colaboro con un poema inédito, «Carnac».
http://www.papersdeversalia.com/publicacions/quaderns/10-qdv-Eugene-Guillevic_cat.html
Ayer os presenté el primero de los dos vídeos que, con poemas propios e imágenes libres de derechos, creé para un recital virtual. Hoy os presento el segundo de ellos «Fuegos fatuos», también de El cielo y la nada.
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Respetadme,
fui un adolescente en los noventa,
nuestra religión era la música,
acampábamos en el margen de un río
y bailábamos como fuegos fatuos hasta el alba.
Ellas
vestían jerséis anchos,
ocultaban los puños en el interior de sus mangas
y se zarandeaban como sauces al viento:
sólo si estuviste ahí sabrás que algunas eran tan hermosas
que tu corazón doblaba sin consuelo durante horas.
Aún
percibo el flamear de sus crines
y cómo aullábamos sedientos en la orilla,
pero ese mundo ya no existe,
confié mis recuerdos a robustas carcasas
y frágiles memorias de ocho bits
que han evaporado buena parte de ellos.
Nos
bañábamos entre carrizos y espigas,
los caños manaban torrenciales
y hundíamos los tobillos en el fango.
Sé que en el futuro nos tributarán honores de Estado
como al último soldado vivo de las Ardenas
o a los actores centenarios del cine mudo.
¿Recuerdas?
Nos desorientamos,
el ruido se tornó ensordecedor,
la droga cabía en la yema de tus dedos
y nos conectaron unos a otros
como en una baliza interminable.
Entonces comencé a escribir
y a cuestionar las normas,
las calles ardían por cualquier motivo
y ellas se alejaron irremediablemente hacia la nada.
Aman,
hoy, sus pequeñas vidas, sencillas, ordenadas,
los arroyos son grises y estancados,
¿quién querría volver a sumergirse en ellos?
Pero a veces la música nos salva,
tararean una melodía
y se balancean suavemente
como el brote de una espiga
prolongándose hacia la luz.
Algunos aceptamos la derrota,
sigo sin hacer lo que me dicen
ni escribir como debiera,
pero no voy a cambiar ahora.
(Fuegos fatuos)
Recientemente, para un recital poético virtual, cree dos vídeos con imágenes libres de derecho para acompañar dos poemas de El cielo y la nada. Os comparto el primero de ellos, «Nirvana».
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Me he descubierto tantas veces siendo yo el que más ama,
atravesado de alfileres sobre un corcho olvidado
junto a fotografías tomadas en ciudades remotas,
vértebras del esqueleto del mundo
donde amanecíamos radiantes
o durmiendo al raso bajo una rodaja de luz,
que ya puedo calibrar mi dolor
con la precisión de un alquimista.
Sé de lo que hablo: desprender la horquilla
y provocar tormentas eléctricas,
caminar en paralelo por la vía del tren
y patear los dos la misma lata,
desplazando la vida siempre hacia delante,
prestar mi camiseta para que duerma
con el logo de Nirvana arqueado sobre el pecho
y sangrarnos las encías sobre la pulpa de una manzana.
Hacer un fundido en negro en mi vida
y aparecer sonriente unos meses más tarde,
saludarla al descuido: hola, cómo te va,
y decir te equivocaste, sí te equivocaste,
aunque sepas que es mentira
y seas tú quien duerme hecho un ovillo,
mientras volteas de nuevo las fotografías
y acumulas recuerdos en un cajón apartado.
(Nirvana)
La Llibreria de la Imatge de Barcelona me invitó a participar en su ciclo virtual de lecturas poéticas Radical 3, organizado por el crítico y poeta Jaime D. Parra. Las lecturas son compartidas con otro autor, en este caso con la poeta lusa Sara F. Costa.
Para no aburrir con mi presencia en pantalla, creé dos vídeos, a partir de bancos de imágenes libres de derechos, para los poemas «Nirvana» y «Fuegos fatuos» ambos de El cielo y la nada.
En el siguiente enlace puede verse el recital completo. Mi intervención comienza hacia el minuto 2′ 40″:
https://www.youtube.com/watch?v=xL87k5_Z-eY
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